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Nos nombran cuando hay bardo, no cuando construimos

Mientras Juanchi Femenía y Haru ZG enfrentan críticas públicas, la atención mediática vuelve a poner el foco solo cuando hay polémica. ¿Por qué los creadores de contenido locales solo son noticia cuando se equivocan? Esta columna propone una reflexión sobre la falta de reconocimiento, la censura encubierta y el rol real de los influencers en la cultura sanjuanina.

23 de Julio de 2025
Nos nombran cuando hay bardo, no cuando construimos
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POR FOS MOYANO

En los últimos días dos influencers sanjuaninos quedaron en el foco de la mirada de la provincia: Juanchi Femenía y Haru ZG. Y como casi siempre que los medios se interesan por creadores de contenido locales, fue por una polémica. Porque si hay algo que parece estar claro en San Juan es que a los influencers solo se los nombra cuando hay bardo.

El caso de Juanchi Femenía fue el más ruidoso. Subió un video en el que criticaba el manejo turístico del departamento Iglesia. Una crítica dura, sí. Legítima, podría ser. ¿No se puede cuestionar el trabajo de una secretaría pública? ¿Es delito decir que su  experiencia no fue buena?

Desde el municipio, con toda la razón,  no solo le contestaron con un comunicado larguísimo —lleno de adjetivos como "ofensivo" o "malintencionado"—, sino que además le hicieron hacer un video pidiendo disculpas por una opinión propia. Cuantas disculpas tendríamos que pedir a diario si fuera así en la vida cotidiana. 

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Otra cosa que me parece es que no tendría que haber borrado el contenido. Porque más allá de las formas, hay una incomodidad institucional con las voces que no pueden controlar. Los influencers no entran por los canales “oficiales”, no dependen de prensa, no necesitan permisos. Y eso incomoda. Sobre todo si lo que dicen resuena en la gente.

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El caso de Haru ZG fue distinto, pero igual de sintomático. En una publicidad para una hamburguesería usó el TDAH como parte de un chiste. Fue la  Asociación Civil Autismo San Juan y la Comunidad Alas Naranja TDAH quienes lo criticaron y lanzaron un comunicado. Lo cual está bien: hay temas que merecen ser tratados con más responsabilidad.

 

Pero también es cierto que estamos en una época donde cualquier broma puede volverse motivo de escarnio público. Haru utilizó su cuenta de Instagram para publicar una historia en tono irónico. Lo cuál, no concuerdo con la forma de hacerce cargo del tema, algo que también tenemos que aprender los creadores de contenidos. Pero el mensaje que queda es el mismo: si hacés humor, te cancelan. Si no hacés humor, sos aburrido. Si te metés con algo sensible, sos un monstruo. Y si no te metés con nada, no existís.


El problema no es solo lo que pasa cuando un influencer se equivoca, sino lo que no pasa cuando un influencer acierta. Porque ¿cuántos eventos organiza Haru? ¿Cuántas veces Juanchi promociona lugares, productos, experiencias de San Juan con buena onda? ¿Cuántos streamers, tiktokers, podcasters, editores de video y fotógrafos independientes están haciendo contenido propio todos los días sin que nadie les tire un centro?

Nadie levanta esas notas. Nadie llama para preguntar cómo fue. Nadie ofrece recursos ni cobertura. Pero aparece un conflicto, y de pronto los medios están atentos, opinan, editorializan y se hacen eco del escándalo.


Este fenómeno no es nuevo, pero cansa. Cansa porque parece que para que nos escuchen tenemos que equivocarnos. Como si el sistema nos necesitara en el barro para justificar su propio desinterés cuando brillamos.


Y lo digo con claridad, de alguien que está dentro de este mundillo. Que trabaja todos los días para que la escena sanjuanina crezca. Que hace streaming, produce, entrevista, crea, difunde. Y que lo hace, como muchos otros, sin depender de ninguna estructura más que la pasión, la constancia y el esfuerzo.


Entonces, sí: Juanchi podrá haberse excedido, Haru podrá haberse equivocado. Como cualquier otro. La provincia tendría que ver los chistes con los que juegan grandes influencers y nadie repudia este humor. Lo que está en juego en San Juan no es un video, ni un chiste. Lo que está en juego es la relación entre una generación de creadores independientes y un sistema que solo parece saber reaccionar cuando algo se rompe.


Queremos que también nos escuchen cuando hacemos las cosas bien. Porque lo que estamos construyendo en San Juan desde el contenido digital también es cultura. También es trabajo. También es comunicación. También es futuro.

Esto es una cancelada.

 

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