William Heredia: el sanjuanino que pasó de cantar en la parroquia a brillar en La Voz Argentina
Participante de esta edición del reality musical, William emocionó con su historia familiar, su conexión con la música cuyana y su fe. Fue elegido por Soledad Pastorutti en las audiciones a ciegas.
Desde pequeño, la música fue parte del día a día de William Heredia. Oriundo de San Juan, el participante de La Voz Argentina contó que fue su padre quien encendió esa chispa artística que atraviesa a toda su familia. “Papá era bajista aficionado, mamá tocaba el piano y cantaba… la data del artista siempre anduvo dando vueltas en casa”, relató con ternura.
A los 9 o 10 años, comenzó a cantar formalmente, inmerso en los géneros tradicionales como la música cuyana, la zamba y el folclore. Pero su camino en la música no fue lineal: por años se mantuvo dentro del circuito parroquial, cantando en actos escolares o celebraciones religiosas, mientras su vida adulta tomaba otros rumbos.
“Estaba en una rutina muy institucional, todo parecía ya establecido. Cantaba, sí, pero no lo ejercía. Siempre me gustó, pero lo tenía como en pausa”, confesó. Quien lo empujó a dar el salto fue su hermano Ale, su confidente y mano derecha, que insistió para que se presentara al casting del programa. “Tenía miedo, porque era algo que iba a cambiar el esquema de mi vida. Pero le dije: ‘Si voy, quiero llegar lejos’”.
Y no se equivocó. En su audición, logró que tanto Soledad Pastorutti como Lali Espósito giraran sus sillas, aunque esta última fue bloqueada por La Sole. “No tenía decidido a quién elegir, solo quería disfrutar el momento”, contó William, quien finalmente quedó en el equipo de la artista folclórica.
Más allá del show, William no oculta su costado espiritual. “Tengo una fuerte fe en Dios. Siempre le pido que me guíe, que haga lo que sea por mí, para bien. Nunca me esperé esto, era de los que se sentaban a ver La Voz soñando con ese lugar… y hoy estoy ahí”.
Con una historia cargada de ternura, humildad y música heredada, William representa a San Juan con emoción, entrega y una voz que promete seguir creciendo. Y como él dice: “Voy hasta donde Dios me lleve”.

